Muchas veces nosotros los jóvenes tendemos a olvidarnos de ese ser tan lindo y maravilloso que nos regalo la vida y es que en medio de esta vida tan pero tan agitada que llevamos o muchas veces en esa vida acomodada que llevamos nos olvidamos de ese ser supremo pues le ponemos mas atención a cosas vanas y lo que menos hacemos es buscar la presencia de Dios en nuestras vidas, a veces pensamos que nosotros los jóvenes debemos de vivir la vida a nuestra manera y dejamos de lado lo que Dios demanda de nosotros, no queremos ser ejemplo, no queremos buscar y llenarnos de El, pocas veces dedicamos un tiempo para agradecer a nuestro creador por todo lo que nos ha dado, por todo lo que ha hecho por nosotros, por todas las maravillas que ha creado para que las disfrutemos.
Vemos a Dios como alguien que ahí esta y que no necesita que le dediquemos tiempo y no le damos el lugar que debiera tener en nuestras vidas, le damos prioridad a otras cosas. No tratamos de llevar una vida agradable a El, pensamos que podemos hacer de nuestras vidas lo que queramos sin importar las consecuencias que esto traiga, no pedimos dirección a Dios sobre nuestras vidas. Lo venimos a buscar y a acordarnos que existe hasta que nos hemos metido en problemas o hasta cuando hemos hecho algo indebido y nos sentimos arrepentidos.
Pensamos que nuestra juventud es para vivirla al máximo pero no cerca de Dios, ni haciendo lo que a el le agrada, muchas veces nos congregamos en una iglesia pero vamos solo por ir, no vamos con un corazón dispuesto a escuchar y estar atentos a lo que tiene para nuestra vida.
Pero hoy es un buen momento para que le des de tu tiempo y te acuerdes de aquel que te creo y que tiene planes especiales para ti.
Eclesiastés 12:1
Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años en los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.
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