Muchas veces nos vemos en situaciones que no esperamos y nos sentimos decaídos o nuestros ánimos están muy bajos pues al ver situaciones difíciles en nuestras vidas nuestra alma se encuentra abatida y muchas veces no hay paz en nuestros corazones, por que hay momentos de soledad, de angustia, de desesperación, de incertidumbre, situaciones en las cuales no sabemos que hacer o de que forma reaccionar.
Pero en esos momentos en los que no encontramos una respuesta es cuando nos acordamos de las promesas que tiene nuestro Señor Jesucristo para nosotros pues sabemos que sus promesas son verdad por que El nunca miente y es un Dios real no es un Dios que esta muerto EL VIVE Y VIVE PARA SIEMPRE.
Pues cuando sentimos esos momentos de tristeza y de dolor es cuando viene y se cumple esa promesa tan linda que el nos hizo cuando dijo que el enviaría a un consolador pues el sabia muy bien que esos momentos iban a llegar a nuestras vidas y es tan real, pues en esos momentos sentimos ese alivio, esa paz, esa tranquilidad que nos viene a dar El Espíritu Santo y es que es una sensación sin igual.
Y cuando estamos en esos momentos en los cuales no sabemos como resolver una situación viene Dios y te dice “clama a mi que yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y ocultas que tu no conoces”.
Cuando sientes temor y angustia y no sabes que hacer pues tu alma se siente intranquila Dios te ve y simplemente te dice “no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” “no temas por que yo estoy contigo”.
Cuando sientes que ya no aguantas mas y que no podrás seguir adelante Dios te dice “yo Jehová soy tu Dios quien te sostiene de tu mano Derecha, y te dice: no temas, yo te ayudo” “no te dejare ni te desamparare”.
Hoy te invito a que conozcas esas promesas que Dios te ha dejado por que están ahí esperando por ti…
Que esperas hermano y hermana Dios no las ha dejado por gusto
Búscalas para que las conozcas. Aférrate a ellas y atesóralas en tu corazón pues tarde o temprano se cumplirán en tu vida.
Por que Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Mateo 24: 35
El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran.
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